viernes, 2 de agosto de 2013

El grupo social como elemento vital para el desarrollo de la personalidad del niño y la niña.





 La personalidad se define en términos psicológicos como un  patrón único de pensamientos, sentimientos y conductas que persiste a través del tiempo y de las situaciones (Morris, 2009), definición de la cual resulta necesario hacer mención de dos factores, el primero es que la personalidad es única y el segundo es que la misma persiste de manera relativamente estable.

Los estudiosos de la conducta humana se acercan a la explicación de la personalidad y la formación de la misma bajo distintos modelos teóricos, autores como  John B. Watson realzan el valor del ambiente en la formación de la misma hasta el punto de plantear que manejando o modificando el entorno social también puede ser modificada la personalidad, para Carl Jung la personalidad no es un objeto cerrado sino que está en constante interacción con el medio y la misma genera cambios relativamente estables en la forma que el individuo expresa sus sentimientos y conductas.

Para hablar de uno de los elementos más importantes en el desarrollo de la personalidad es necesario hacer mención al término temperamento, que corresponde esencialmente a la carga genética que los seres humano heredamos de nuestros progenitores la cual condiciona la manera en cómo los seres humanos reaccionamos ante distintas situaciones, existen cuatro tipos de temperamentos: sanguíneo, colérico, flemático y melancólico (Petrovski, 1988) cuyo origen está en el genotipo de cada sujeto y representan factores de tipo predisponente para el desarrollo de la psiquis.

Otro de los aspectos vitales para dicha interacción formadora de la personalidad es la capacidad que tiene el sujeto de integrarse a un grupo social, la misma estará condicionada en principio por la educación que el individuo tiene por parte de sus progenitores y la calidad en la formación de este aspecto recibida en su familia, el afecto dado por sus padres, el tipo de familia de la que procede (familia nuclear o elemental, familia extensa o consanguínea, familia monoparental, familia de madre soltera, familia de padres separados, familia adoptiva, familias reconstituida), la estructura jerárquica y social enseñada en dicha familia , la comunicación dentro de ése núcleo, los amigos de la infancia y su escogencia,  los juegos que practica, y las pautas educativas tomadas con él, todos son factores que condicionan de forma definitiva la personalidad de los niños y niñas y en los que los padres juegan un rol importante fomentando de una u otra manera conductas que serán asimiladas mucho más que el discurso por aprendizaje de tipo vicario por parte de los niños y el  reforzamiento de los padres y referentes.

La socialización de los niños juega un trascendental papel en la formación de la estructura de su temple, la incorporación o asimilación de los atributos de otros en la propia personalidad es una influencia primordial en el desarrollo de la misma, los niños empiezan a identificarse con los padres mucho antes de asistir a la educación formal, sea como fuere, es un hecho que los niños continúan identificándose a lo largo de su educación ya sea esta de manera formal o informal  otros referentes de identificación fuertes son los maestros y los compañeros coetáneos, es indiscutible hoy en día el hecho de que esta identificación sigue configurándola personalidad del niño y la niña ya que conservan fuertes vínculos emocionales con dichos grupos y éste vínculo emocional condiciona la incorporación de las conductas aprendidas por imitación, que es mucho más de lo que ellos hacen efectivamente, en esencia la socialización no es más un mecanismo por el cual los sujetos interiorizan normas, valores y patrones de conducta de una sociedad en términos generales se puede distinguir que su papel principal es la garantía de que no se interrumpa el hilo continuo del desarrollo social. 

No resulta descabellado suponer que se encontrarán marcadas diferencias en los perfiles de personalidad que presentan los niños de distintas zonas del país, en una misma ciudad a nivel urbano y rural, incluso a nivel local y a pesar de contar con la misma carga de tipo genético (temperamento) el entorno en el que se desarrollan es diferente en uno u otro aspecto y por tanto su experiencia y la forma en que estos reaccionan ante la realidad de sus vivencias tendrá grabadas las diferencias de dicho entorno.

 Con esto se pueden explicar de la misma forma la diferencia existente en los perfiles de personalidad incluso de gemelos, nacidos con la misma carga de tipo genética y criados en el mismo entorno, pues a pesar de dichas condiciones precedentes su vivencia emocional, sus preferencias, el trato recibido por sus progenitores, maestros, y coetáneos tendrá algunas diferencias de sujeto a sujeto y por muy mínimas que sean las mismas representarán también diferencias en la manera de pensar, sentir y comportarse del sujeto, en otras palabras, a pesar de nacer con las mismas condiciones precedentes su grupo social y el aprendizaje de las vivencias emocionales, cognitivas y conductuales del sujeto ha de tener algunas diferencias por muy pequeñas e imperceptibles que sean, y las mismas se verán reflejadas de igual  manera en la personalidad del sujeto.

La personalidad es entonces, el resultado de la interacción de las condiciones temperamentales precedentes en conjunto con el entorno de la existencia histórica social del hombre, que es moldeado por la educación y la enseñanza. Las acciones educativas que reciban de los adultos en su entorno familiar, las interrelaciones con coetáneos, las relaciones que establezca en su entorno serán en esencia los elementos básicos formadores de su personalidad.

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