La personalidad se define en términos
psicológicos como un patrón único de pensamientos, sentimientos y
conductas que persiste a través del tiempo y de las situaciones (Morris, 2009), definición de la
cual resulta necesario hacer mención de dos factores, el primero es que la
personalidad es única y el segundo es que la misma persiste de manera
relativamente estable.
Los estudiosos de la
conducta humana se acercan a la explicación de la personalidad y la formación de
la misma bajo distintos modelos teóricos, autores como John B. Watson realzan el valor del ambiente
en la formación de la misma hasta el punto de plantear que manejando o
modificando el entorno social también puede ser modificada la personalidad,
para Carl Jung la personalidad no es un objeto cerrado sino que está en
constante interacción con el medio y la misma genera cambios relativamente
estables en la forma que el individuo expresa sus sentimientos y conductas.
Para hablar de uno de
los elementos más importantes en el desarrollo de la personalidad es necesario
hacer mención al término temperamento, que corresponde esencialmente a la carga
genética que los seres humano heredamos de nuestros progenitores la cual condiciona
la manera en cómo los seres humanos reaccionamos ante distintas situaciones, existen cuatro tipos de temperamentos: sanguíneo,
colérico, flemático y melancólico (Petrovski, 1988) cuyo origen está en
el genotipo de cada sujeto y representan factores de tipo predisponente para el
desarrollo de la psiquis.
Otro de los aspectos
vitales para dicha interacción formadora de la personalidad es la capacidad que
tiene el sujeto de integrarse a un grupo social, la misma estará condicionada
en principio por la educación que el individuo tiene por parte de sus
progenitores y la calidad en la formación de este aspecto recibida en su
familia, el afecto dado por sus padres, el tipo de familia de la que procede (familia
nuclear o elemental, familia extensa o consanguínea, familia monoparental, familia
de madre soltera, familia de padres separados, familia adoptiva, familias
reconstituida), la estructura jerárquica y social enseñada en dicha familia ,
la comunicación dentro de ése núcleo, los amigos de la infancia y su
escogencia, los juegos que practica, y
las pautas educativas tomadas con él, todos son factores que condicionan de
forma definitiva la personalidad de los niños y niñas y en los que los padres
juegan un rol importante fomentando de una u otra manera conductas que serán
asimiladas mucho más que el discurso por aprendizaje de tipo vicario por parte
de los niños y el reforzamiento de los
padres y referentes.
La socialización de
los niños juega un trascendental papel en la formación de la estructura de su
temple, la incorporación o asimilación de los atributos de otros en la propia
personalidad es una influencia primordial en el desarrollo de la misma, los
niños empiezan a identificarse con los padres mucho antes de asistir a la
educación formal, sea como fuere, es un hecho que los niños continúan
identificándose a lo largo de su educación ya sea esta de manera formal o
informal otros referentes de
identificación fuertes son los maestros y los compañeros coetáneos, es
indiscutible hoy en día el hecho de que esta identificación sigue
configurándola personalidad del niño y la niña ya que conservan fuertes
vínculos emocionales con dichos grupos y éste vínculo emocional condiciona la
incorporación de las conductas aprendidas por imitación, que es mucho más de lo
que ellos hacen efectivamente, en esencia la socialización no es más un
mecanismo por el cual los sujetos interiorizan normas, valores y patrones de
conducta de una sociedad en términos generales se puede distinguir que su papel
principal es la garantía de que no se interrumpa el hilo continuo del
desarrollo social.
No resulta
descabellado suponer que se encontrarán marcadas diferencias en los perfiles de
personalidad que presentan los niños de distintas zonas del país, en una misma
ciudad a nivel urbano y rural, incluso a nivel local y a pesar de contar con la
misma carga de tipo genético (temperamento) el entorno en el que se desarrollan
es diferente en uno u otro aspecto y por tanto su experiencia y la forma en que
estos reaccionan ante la realidad de sus vivencias tendrá grabadas las diferencias
de dicho entorno.
Con esto se pueden explicar de la misma forma
la diferencia existente en los perfiles de personalidad incluso de gemelos,
nacidos con la misma carga de tipo genética y criados en el mismo entorno, pues
a pesar de dichas condiciones precedentes su vivencia emocional, sus preferencias,
el trato recibido por sus progenitores, maestros, y coetáneos tendrá algunas
diferencias de sujeto a sujeto y por muy mínimas que sean las mismas
representarán también diferencias en la manera de pensar, sentir y comportarse
del sujeto, en otras palabras, a pesar de nacer con las mismas condiciones
precedentes su grupo social y el aprendizaje de las vivencias emocionales,
cognitivas y conductuales del sujeto ha de tener algunas diferencias por muy
pequeñas e imperceptibles que sean, y las mismas se verán reflejadas de
igual manera en la personalidad del
sujeto.
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